CdH-3: ¿Cómo conoces tu miseria?
8 mayo 2011 3 comentarios
Entender y llegar a comprender nuestra salvación implica conocer nuestra miserable situación ante Dios como raza caída (alguien que es “salvado” no lo es porque estaba en muy buenas condiciones que digamos). Así, en su primera parte (LA MISERIA DEL HOMBRE, comprendiendo desde la pregunta 3 a la 11) el CdH nos conduce a conocer nuestro estado caído ante Dios.
La primera pregunta es simple: ¿De dónde obtenemos el conocimiento de nuestro deplorable estado espiritual? ¿Qué fuente fiel y atrevida nos indica sin tapujos qué tan mal estamos? La misma pregunta y su prioridad en el CdH muestran a la vez la importancia de entender y reconocer esa condición, más que cualquier otra cosa. Prioritariamente, algo en verdad muy distinto a “Dios le ama y tiene un plan maravilloso para usted.”
El CdH responde sin titubeos:
Por la Ley de Dios. (a)
.
Es la Ley de Dios, sus mandamientos, la que nos declara culpables de pecar y ofender al Santo Dios. No es mi parecer. Yo puedo decir: trato de ser bueno, no le hago mal a nadie, pienso que eso no ofende a Dios, Dios entiende que somos humanos, etc., pero es la Ley de Dios, no mi criterio ni el de nadie más, quien determina mi estado ante Él y las consecuencias que me esperan por hallarme en tal condición. Dicho más claramente: hemos sido juzgados por la Ley, y hemos sido hallados culpables. Por lo tanto, estamos condenados al castigo del Juez Justo, y ¿qué Abogado será aquel que pueda defendernos y librarnos del castigo que nos espera? No existe mayor miseria que esta.
Muy buena reflexion y comparacion, hno. Oswald. Adelante!
Lou
Excelente hermano, que la Gracia y la Paz de nuestro Señor y Salvador Jesucristo sean con usted.
Gracias, Alberto, por tu comemtario y tu visita al blog.
Un abrazo.